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miércoles, 31 de octubre de 2012

Ya son 18 los municipios que limitan las fumigaciones cerca de viviendas

Poseen ordenanzas más restrictivas que la actual ley provincial de agroquímicos. En el último mes, Alta Gracia, Las Bajadas, General Baldisera y Achiras sancionaron normas para regular la actividad. A la vez, vecinos de Río Cuarto y de otras 14 localidades también comenzaron a reclamar más protección



A raíz de la creciente preocupación por los riesgos en la salud y el ambiente, cada vez más localidades cordobesas sancionan ordenanzas para prohibir las fumigaciones cercanas a viviendas. Con la reciente aprobación de normativas en Alta Gracia, Las Bajadas, General Baldiserra y Achiras ya suman 18 los pueblos y ciudades que cuentan con legislaciones más restrictivas que la Ley provincial de Agroquímicos. Mientras tanto, vecinos de Río Cuarto y de otros 14 municipios del interior de Córdoba están reclamando medidas ante esta problemática.
El juicio de barrio Ituzaingó Anexo finalizado semanas atrás encendió una nueva luz de alarma para cientos de vecinos del interior cordobés que ven con preocupación la aplicación de agroquímicos a metros de sus viviendas. Así, sólo durante el último mes cuatro localidades impusieron restricciones a las fumigaciones dentro de sus territorios.

La última en sumarse a la lista fue Alta Gracia, donde recientemente el Concejo Deliberante dictó una ordenanza prohibiendo las pulverizaciones con todo tipo de producto químico de uso agrícola a menos de 1500 metros de zonas pobladas.
En ese marco, se realizó en Río Cuarto un “Encuentro Regional por una Vida Sin Agrotóxicos” al que asistieron pobladores de diferentes lugares de la provincia y el país. Uno de los principales temas abordados durante el evento fue justamente la necesidad de sancionar normas restrictivas respecto de la aplicación de agroquímicos, una problemática que se viene debatiendo en alrededor de 15 localidades cordobesas.
Las fumigaciones cercanas a viviendas vienen generando conflictos desde hace tiempo en diversos lugares de la provincia y el país. Ya en el año 2006 el municipio de San Francisco prohibió las pulverizaciones aéreas y terrestres a menos de 500 metros de zonas pobladas, convirtiéndose en la primera localidad de Córdoba en regular esta actividad. En los años siguientes, normativas similares se aprobaron en Mendiolaza, Villa General Belgrano, Villa Ciudad Parque, Jesús María, Oncativo, Estación Juárez Celman, Toledo, Leones, Huinca Renancó y Oliva.
En tanto, los pueblos de Anisacate, San Marcos Sierras, Las Calles y Las Bajadas fueron declarados “libres de agroquímicos” prohibiendo de manera total el uso de estos productos dentro del éjido urbano.

Los municipios ante la ley provincial
Según indicaron desde el colectivo Paren de Fumigar, integrado por vecinos de diferentes localidades de Córdoba y el país, la creciente aprobación de este tipo de ordenanzas en nuestra provincia se relaciona con las falencias que contiene la Ley de Agroquímicos 9164.
“Hay varios vericuetos de la ley provincial que terminan permitiendo las fumigaciones”, advirtió Laura Gallo, vecina autocovocada de Oncativo e integrante de la organización Paren de Fumigar.
La norma vigente en Córdoba prohíbe las fumigaciones aéreas a menos de 1500 metros de zonas pobladas. En tanto, la pulverización terrestre no está permitida a menos de 500 metros de viviendas pero sólo para ciertos productos, ya que aquellos agroquímicos categorizados como de menor riesgo toxicológico por el Senasa sí pueden aplicarse junto a lugares habitados.
Éste es uno de los aspectos más cuestionado por los vecinos: “Permite fumigar hasta el frente de la casa. Los productos 3 y 4, como el Glifosato, se pueden aplicar de 0 a 500 metros, o sea pegado a la población”, señaló Gallo.
Incluso, añadió: “El tema es que en los Anexos a la Ley de Agroquímicos hay una artículo muy engañoso que dice que si un producto, por ejemplo clase 1 o 2, es diluído determinada cantidad de veces puede ser clase 3 o 4. Entonces permite que se pueda aplicar cualquier producto diluyéndolo”.
Este panorama ha llevado a vecinos, concejales e intendentes a impulsar normas propias que impongan más restricciones a las fumigaciones dentro de su éjido urbano.
“En materia de legislación ambiental los municipios pueden incurrir a mayor protección de su población mediante ordenanzas, no así en otros ámbitos. Por eso, ante la falta de contundencia de la ley provincial, los vecinos empezaron a pedir ordenanzas”, indicaron desde el colectivo Paren de Fumigar.

Zona de resguardo ambiental
Las 18 localidades cordobesas que decidieron regular la aplicación de agroquímicos imponen mayores restricciones que la ley provincial. Más allá de las particularidades, la mayoría de las ordenanzas sancionadas disponen una zona de resguardo ambiental. “Es una franja alrededor de todo el pueblo donde no se puede fumigar con ningún agroquímico, lo que varía es el metraje”, explicó la vecina de Oncativo.
Las distancias que abarca la prohibición varían entre los 500 y los 2000 metros a partir de las viviendas. El barrio Ituzaingó Anexo de la ciudad de Córdoba es la zona de resguardo ambiental que alcanzó mayor superficie hasta el momento, aunque en este caso la medida fue dispuesta por una acción judicial.
Gallo manifestó que la superficie establecida depende principalmente del alcance que posee el éjido urbano de cada localidad, ya que ése es el territorio donde el municipio puede regular la actividad: “Cuando el éjido urbano termina empieza el territorio provincial, entonces si se avanza sobre la Provincia la ordenanza puede darse de baja”.
Desde la organización de vecinos señalan que varias normas locales también abarcan otras aristas de la problemática: “Algunas ordenanzas también apuntan a la circulación de las máquinas fumigadoras porque los mosquitos, las maquinas terrestres circulan por las calles del pueblo para ir de un campo a otro, para cargar nafta, y esa convivencia es problemática porque van dejando residuos de agroquímicos”, dijeron.
Además, destacaron que los depósitos de agroquímicos, ubicados en muchos casos dentro de los pueblos y ciudades, también  han sido contemplados en algunas de las ordenanzas sancionadas.

“Hay un antes y un después del juicio de Ituzaingó”

El barrio Ituzaingó Anexo de la ciudad de Córdoba se convirtió en los últimos años en un caso emblemático a nivel nacional. La realización del juicio que culminó hace poco más de un mes con la condena de un productor y un aeroaplicador por fumigar cerca de viviendas generó un importante debate en la sociedad por los efectos que los agroquímicos pueden ocasionar en la salud.
“Hay un antes y un después del juicio”, señaló en este sentido la legisladora por el Frente Cívico Graciela Sánchez, quien presentó semanas atrás un proyecto de ley para regular la aplicación de agroquímicos a nivel provincial.
Tanto Sánchez como la integrante del colectivo Paren de Fumigar Laura Gallo señalaron que el juicio de barrio Ituzaingó Anexo ha tenido un importante impacto en diversos pueblos del interior del país.
“Ahora están todos esperanzados por una ley provincial pero hay muchos que están en asambleas o reuniones para elaborar ordenanzas. En Bellville hay vecinos auto convocados que luchan contra los agroquímicos. Hay municipios del sur que se están juntando y me invitaron a una reunión porque ellos también quieren elaborar un proyecto propio, al sur de Marcos Juárez”, relató la legisladora.
A su vez, desde la organización Paren de Fumigar afirmaron que el rechazo expresado en Malvinas Argentinas contra la instalación de una planta de Monsanto también influyó en que nuevos sectores comenzaran a expresar preocupación por esta problemática.
“Cuando solo los vecinos reclamaban, que en general la participación es poca respecto de la dimensión de cada lugar, el gobierno local desmerecía el reclamo. A partir del juicio vemos que tanto los gobiernos como los productores han hecho un cambio de actitud, sea por miedo, por preocupación o por dimensionar lo que está pasando”, manifestó Gallo.
Y concluyó: “Uno de los logros de toda esta visibilización, no solo del juicio sino también del trabajo de cada pueblo, es la concientización y la desnaturalización del problema. Uno al estar todo el tiempo en contacto con esto lo naturaliza y pierde la gravedad. Estos procesos han despertado la conciencia de que nos está afectando, que las enfermedades que tenemos pueden deberse a esto”.

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