La
multinacional Monsanto, que controla más del 80% por ciento del mercado mundial
de los transgénicos, pretende construir una de las plantas de semillas de maíz
transgénico más grande del mundo en la localidad de Malvinas Argentinas, en la
provincia de Córdoba, Argentina. Las consecuencias sanitarias, ambientales y
sociales que esta planta provocaría han sido alertadas por numerosos estudios,
instituciones, científicos e investigadores y su funcionamiento no sólo
afectaría a la población de Malvinas Argentinas sino que tendría repercusiones
a nivel nacional e internacional.
A
los efectos directos que la planta de Monsanto generaría en Malvinas Argentinas
debido al uso de grandes cantidades de sustancias tóxicas para el procesamiento
de semillas de maíz se suman aquellos que provocaría mediante la expansión de
los cultivos transgénicos y la aplicación de agrotóxicos, ya que el
funcionamiento de la planta permitiría duplicar la cantidad de hectáreas
cultivadas con maíz transgénico en Argentina. En el país, año tras año se
vuelven más evidentes los efectos contaminantes y destructivos que está
generando este modelo productivo: a la contaminación, la pérdida de
biodiversidad y los crecientes desmontes que sufre el ambiente se suman los
impactos en la salud mediante casos de cáncer, malformaciones, abortos
espontáneos y daños genéticos sufridos por las poblaciones expuestas a las
fumigaciones. A nivel socio económico, la expansión de estos cultivos está
provocando el despoblamiento del campo, la concentración de la tierra, la
destrucción de los bienes comunes, la acentuación de la desigualdad y la
pérdida de soberanía alimentaria del pueblo argentino.
El
proyecto de Monsanto también tendría repercusiones a nivel mundial. Gran parte
de los cultivos de maíz transgénicos que la planta de Malvinas Argentinas
pretende expandir en territorio argentino serían utilizados para
agrocombustibles, a través de la producción de etanol para ser exportado a países
del primer mundo, lo que implicaría reducir aún más la superficie del planeta
destinada a la producción de alimentos, con el consecuente aumento del precio
de los mismos. Otro tanto sería exportado para la alimentación de ganado,
fundamentalmente a China y la Unión Europea, ignorando los crecientes reclamos
de la población a favor de una alimentación libre de transgénicos por sus
consecuencias en la salud.
Por
todo esto, manifestamos nuestro apoyo a la lucha que desde hace dos años viene
llevando adelante el pueblo de Córdoba y de Argentina para impedir la
instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas y exhortamos a los gobiernos
nacionales, provinciales y municipales a tomar medidas urgentes para prohibir
definitivamente la construcción de la planta de esta multinacional.
Asamblea Río Cuarto sin agrotoxicos
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